martes, 25 de noviembre de 2014

DAR ESPACIO AL DOLOR, DEJAR IN EN AMOR.


 


Durante un  año entero  lloré cada noche de mi vida, a veces lo sigo haciendo .No sé cuántas noches más tenga que llorar hasta que sienta que mi corazón está completamente limpio de todo lo que fui, de todo lo que fue, y lo que no fue y yo deseé. Lloro por todas las veces que no me sentí amada, que no amé. Por las decisiones que tomé, los errores que cometí y los miedos que me impidieron avanzar. Lloro por las cosas que no vi y ahora veo, por las que sigo sin ver pero sé que están ahí esperando por mí para ser atendidas, para darles la mano y sanar; hacer las paces. Lloro por cada palabra que logró herirme y por las que aún sin importancia les  di espacio en mi vida. Le he dado espacio al dolor, a las grietas, a los lamentos, resentimientos, enojos e iras reprimidas, a las decepciones, pérdidas y angustias a las que les negué lugar, a las que ignoré y pretendí que no fueran parte de mí.  He dejado que cada una llegue a mí, he querido ver su cara, saber su por qué, cuándo y cómo. Las he amado, las he consolado, algunas las he sanado, pero les he dado la mano, les he sonreído a la mañana siguiente y les he agradecido por estar en mi vida, por cada lección aprendida; y a las que continúan las sigo sanando con amor.
 A veces pienso que simplemente había  caído en un constante desconsuelo, que quizá era  un hábito donde  mis noches solo se reconocían en lagrimas y que había  creado un barril de lamentos  sin fondo,. Pero sé que no es así…. No puedo culparme, ni arrepentirme. Después de mucho entendí que no podía huir más a lo que era parte de mi, que no había lugar a donde correr si no iba dentro de mí y veía aquello que había ocultado, y me decía un par de verdades que antes no hubiera escuchado.  Le di cuarto al dolor,  lo amé  pero también abracé la sanación.
No sé cuantas noches más necesite llorar para sanar, o cuantas cartas a Dios deba escribir, cuantas letras de amor y desamor, cuantas duchas deba tomar antes de ir a la cama, o cuantas veces más deba orar a los ángeles para sentir su compañía. 
 lloré mil veces sobre lo mismo y parase haberse ido. Mis días pasan bien, alegres, siempre vuelvo a mi felicidad en el camino, cada mañana parece que fuera el comienzo, que por fin todo es calma adentro, pero es a veces  en la noche donde mis miedos crecen, donde vuelven los ´’vacios’´, me saludan los por qué , me pesa el ayer  y me angustia el mañana. No me culpo,  solo dejo que venga a mi todo lo que quiera surgir, solo hay una cosa que quiero hacer y es dejar ir en amor. Amor por mí misma. Quiero mi corazón limpio, mis sentimientos puros. Despedir mis miedos y darle la bienvenida a lo nuevo.
¿Cómo abrazar lo nuevo cuando solo estamos aferrados a lo viejo? Desprenderse de lo que hemos cargado por años y años, no se logra de la noche a la mañana. Requiere paciencia, tiempo y amor. Todo es amor, nada se va de nuestra vida sin dejar un vacío, si lo dejamos ir con culpa u odio, no hay verdaderas despedidas si no vienen de un corazón honesto, no hay verdaderas despedidas si no dejamos ir con ellas todos los porque, los que hubiera sido sí, lo que no fue y aun más, no hay verdaderas despedidas si cuando dejamos ir, dejamos ir una parte de nosotros con ello.  Para de verdad sanar y darle espacio a lo nuevo hay que recuperar lo que perdimos, la confianza , sanar, restaurar donde hay gritas , dar luz donde hay oscuridad y volver a ser, ser todo lo que somos. No podemos dejar entrar lo nuevo si aún nuestros brazos están temerosos de abrazar lo que viene, porque quizá pueda volver a lastimarnos. Todo es incierto, por eso es que mi gran cuestión ha sido aprender a dejar ir en amor.
He tratado de amar cada parte de mí, y eso incluye mi oscuridad, mi dolor. He tratado de escucharme, y sentir. Sentir lo que duele y lo que me hace feliz. He tratado de ver en otros lo que no me gusta de mí y he aprendido a reconocer lo que soy, a amar lo que pienso, lo que digo y siento, porque sé que viene de lo profundo de mi corazón.
No se trata de culpar a nadie, ni siquiera a notros mismos por las veces que pasamos por encima de nuestros sentimientos. No hay culpables. Cada quien hace lo mejor que puede con lo que tiene, siente y vive la vida. No sabemos de los miedos de otros, no sabemos de sus dudas, no sabemos si ellos también lloran en la noche. Lo único que podemos hacer cuando nos damos cuenta de los ´´errores que hemos cometido’’. De las veces que aceptamos menos, que no amamos, que despreciamos, que lastimamos; es abrazarlos y devolverles el amor que perdimos con ello.

 Cerraba los ojos y podía sentir todas las piezas rotas en mí. todavía me pregunto que fue lo que pasó, porque ante mis ojos nunca nada fue tan grave como para causar tanto dolor. Me tuve paciencia, me tengo paciencia. Sé que es un proceso, que todas las fichas se están acomodando y que me he sacudido tan fuerte, que he necesitado mucha dosis de amor. Pero esta vez, no de afuera, sino desde mi interior. He generado compasión por mí, sin caer en sentimientos de lástima y lamento. Solo tú puedes hacer por ti lo que es cuestión de tu bienestar.  No hay nadie que pueda darte de vuelta lo que otros, o tu mismo te quitaste, no hay otras palabras que puedan decirte nada mejor que lo que tú puedas desearte, ni hay nadie quien pueda entenderte más que tú mismo. Nadie sabe más que tú lo que hay en tu interior, tus sueños, anhelos y las piezas rotas que necesitas reconstruir. Bases fuertes y solidas de tu amor.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario